Cuando la sensación de sed se hace presente es porque tu cuerpo necesita de forma urgente agua en algún sitio y puede que ese agua llegue demasiado tarde. Por eso, no debes esperar a hidratarte cuando la sed te avisa. En situaciones de esfuerzo este mecanismo se altera y la señal de sed es débil o se retrasa comprometiendo tu organismo. Por este motivo conviene hidratarse bien antes, durante y después del ejercicio.
Las 3 preguntas claves que te ayudarán a conocer tu estado de hidratación son:
- ¿Tengo sed?
- ¿Cual es el color de mi orina?
- ¿Peso menos que hace unas horas?
El color de la orina es una de las formas más simples de evaluar la hidratación en la población general hoy en día. Una escala de color de 8 puntos fue desarrollada por el Pr.L.Armstrong, y validado para la monitorización de la hidratación en adultos sanos, niños y mujeres embarazadas y lactantes.
La evaluación de la hidratación se puede hacer simplemente comparando el color de tu orina con la escala de colores de Armstrong. La orina de color amarillo pálido significa que la hidratación es óptima. Por otro lado, una orina más oscura significa que uno puede no estar bebiendo lo suficiente. Cuanto más oscura sea la orina, mayor es el riesgo de deshidratación.

El término deshidratación, según la mayoría de los autores, equivale a la pérdida de peso corporal en un periodo de tiempo, por ejemplo entre el inicio y conclusión del ejercicio físico, y suele expresarse como porcentaje de la pérdida de peso ocurrida. El nivel de deshidratación va a depender, en este caso, de muy diversos factores entre los que cabe destacar las condiciones climática y la intensidad del ejercicio realizado. Cada litro de sudor perdido conlleva por término medio: Aumento de la frecuencia cardiaca (latidos por minuto), disminución del gasto cardiaco (volumen de sangre expulsada por minuto), aumento de la temperatura interna.